Rocío Pimentel
Diciembre 2013
Aquella tarde era como otra cualquiera, ni especialmente luminosa, ni muy
acogedora. Pero en mi interior, sabía que iba a ser distinta.
A las nueve en punto, salí del taxi que aparcó justo delante de las
interminables escaleras del hotel. En el salón de actos, un gran mural con mi
foto me hizo volver a la realidad: era mi momento. Al fin había llegado el día
que yo notaba tan lejano y tan deseado de la presentación de mi primera novela.
Ese "hijo" de la propia experiencia que una comparte con los demás. Y
llegada a este punto, mi cabeza no paraba de preguntarse si gustaría o por el
contrario sería uno de esos libros que la gente acumula en las estanterías sin
mayor preocupación que la de ocupar un lugar.
Tanto era mi ir y venir de pensamientos, que no me di cuenta de que Rosa,
mi agente, me susurraba suavemente al oído.
-Oye, Cristina....si estás ahí, vuelve!
No pude más que esbozar una sonrisa y empezar leer mi presentación. Había
tanta gente en la sala...muchos rostros amables y conocidos, otros no tanto.
Pero sentí que a cada una de mis palabras, esos rostros cambiaban y se
iluminaban. Al acabar, los aplausos hicieron que me sonrojara.
-Un éxito absoluto. Mi mas sincera enhorabuena, Cristinita- me decía Pablo,
un reconocido crítico literario.
-Muchas gracias. Siempre tan generoso.
- Gracias a ti-me dijo. -Pero no comprendo como una chica tan alegre y
joven como tu, puede escribir esas palabras tan tristes y a la vez tan
cercanas.
Quise contestarle, pero justo en ese instante, cuando cruzaba una especie
de pasarela que me llevaba a la sala contigua, vi unos ojos clavados en los
míos. Los reconocería entre millones de miradas. Era EL!!! Allí estaba. No
había faltado a su palabra, al menos una vez en su vida. Prometió hace meses,
cuando nos vimos por ultima vez...cuando me rompió el corazón, que no faltaría.
-El amarillo de tu vestido hace resaltar aun mas si cabe, tu belleza. No se
puede estar mas guapa, pequeña.
Era el gran amor de mi vida: Marcos. Y para ser sincera, estaba mas guapo y
encantador que nunca. El tiempo pasa muy deprisa cuando una esta nerviosa. O al
menos, eso me pareció a mi. Le di las gracias por acordarse. Le pregunte por su
nueva vida....pero no hubo tiempo para mas palabras, porque su abrazo fue
conmovedor. Hay abrazos que te hacen sentir en casa. Yo en sus brazos, así me
sentía.
Y como en un cuento con final sospechoso, pero feliz, me dijo:
-Siempre serás mi princesa, pero nunca olvidada.
La alarma del maldito despertador, hizo sobresaltarme. Todo había sido un
sueño? Y mi libro? Y mi noche deseada? Donde estaba Marcos? Fue todo tan
real...... El móvil sonó. Al otro lado del teléfono, la dulce voz de Rosa, me
dijo:
-Despierta perezosa! Estas preparada para tu gran día? :)
FIN?
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