Al entrar a la fiesta teníamos que sumergirnos por un pasadizo donde había sirenas, peces, ranas, y demás seres de las aguas marinas, desde ahí el mar nos llevó a jugar en un barco con niños, seres extraños y piratas, en busca de un gran tesoro dirección a una isla mágica. Cuando atracamos en el puerto, descubrimos una ciudad encantada llena de mil tiendas de collares, pulseras y todo aquello que pudiéramos imaginar.
También había tiendas de libros, vídeos del centro, tómbola y juegos muy divertidos, acompañado de música, comida, bebidas, de muchas personas y un karaoke que hicimos los chicos del Centro, seguido de un grupo que amenizó la fiesta durante el resto de la tarde.
Descubrir el océano fue un placer para todos los asistentes.
Todos somos olas de un mismo océano.
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