Francisco Franco remodeló el horario de España.
Aunque
la sociedad española ha evolucionado desde entonces, lo cierto es que va a
contracorriente del resto del mundo en algunos aspectos. Por ejemplo, los
horarios de comidas. En España se desayuna temprano, a la misma hora que en
otros países, pero, para desesperación de los hambrientos turistas, el almuerzo
no se hace hasta las 14:30 y la cena siempre tiene lugar después de las 21:00.
Al otro lado de los
Pirineos, Europa come sobre las 13:00, y es raro cenar después de las ocho de
tarde. Independientemente de la cultura o el clima, todo el mundo, desde
nuestros vecinos los portugueses, hasta en la lejana Nueva Zelanda, parecen
tener un ritmo diferente a los españoles. Pero todo esto quedaría en mera
anécdota si no fuera porque se ha relacionado con problemas en el
aprovechamiento del tiempo. "Somos de los países europeos que más tarde se
acuesta y que menos tiempo dedica a dormir.
" . El retraso
de la hora de irse a la cama provoca que el tiempo que los españoles dedican de
media al sueño no llegue a las ocho horas recomendadas por la Organización Mundial
de la Salud
(OMS).
Aparte de quitarnos
el sueño, los ritmos españoles ponen muy difícil conciliar la vida laboral y la
personal. Mientras en el extranjero les basta con 45 minutos para comer, los
españoles parten la jornada laboral y dedican hasta dos horas a una contundente
comida. Esto lleva a que, aunque la hora de entrada en la oficina es la misma
que en otros países, se sale más tarde y el tiempo para dedicar a la familia,
el ocio, y las tareas domésticas se reduce.
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